
El protocolo inglés exige que los asistentes escuchen de pie y en silencio cuando el himno nacional se interpreta. El inquilino de la Casa Blanca, en cambio, se dirigió a los invitados diciendo: “Señoras y señores, pónganse de pie conmigo y alcen sus copas en el brindis que propongo… ¡Por su Majestad, la Reina!”.
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